viernes, 29 de marzo de 2013

Carne de llama, nuevo plato de élite de Bolivia para el mundo

La carne de llama, un ancestral platillo andino de consumo indígena, dio en los últimos años un espectacular salto a la cocina de prestigiosos restaurantes y hoteles cinco estrellas de Bolivia, y apuesta ahora a instalarse en cartas gastronómicas internacionales. El éxito de la carne de llama radica en su alto contenido proteico, pero sobre todo en su bajo contenido de grasa, argumentos que pueden convertirla pronto en plato insignia del menú boliviano en el exterior.

Este plato gourmet viene acompañado, por recomendación del mesero, de una helada cerveza de coca, ideal en los 3.600 metros de altitud de La Paz. Así, la carne de llama, un auquénido sudamericano de carga, se abre paso también en renombrados hoteles cinco estrellas, para deleite de turistas, que elogian tanto su sabor como sus cualidades benéficas para la salud.

La gastronomía criolla acogió desde hace décadas a la carne de llama por sus características benéficas, en comparación a la carne vacuna, de pollo, cerdo u ovino. "La carne de llama es muy buena para la salud, es sana, es carne que no tiene tanta grasa como la de vaca", dijo a la AFP Wilma Mamani, carnicera de un precario mercado callejero en la ciudad minera de Oruro, a 3.700 metros sobre el nivel del mar, en los Andes bolivianos.

Exhiben la carne de llama en mesas de madera o parrillas metálicas. "A la gente le encanta. Es muy rica. La vendo muy bien", dice a la AFP la comidera, quien vende cada plato a entre 15 y 20 bolivianos (de 2 a 2,8 dólares).

Chuleta y chicharrón de llama

Olga Rodríguez, otra vendedora sentada en el piso con su carne de llama sobre una pequeña mesa, explica que "el kilo de pulpa está en 21 bolivianos ($ 3), el de chuleta o churrasco está en 20 bolivianos ($ 2,8), el brazo para chicharrón o chorizo está en 18 bolivianos" ($ 2,6).
  • Samuell Gallo

La carne de llama, un ancestral platillo andino de consumo indígena, dio en los últimos años un espectacular salto a la cocina de prestigiosos restaurantes y hoteles cinco estrellas de Bolivia, y apuesta ahora a instalarse en cartas gastronómicas internacionales. El éxito de la carne de llama radica en su alto contenido proteico, pero sobre todo en su bajo contenido de grasa, argumentos que pueden convertirla pronto en plato insignia del menú boliviano en el exterior.

Este plato gourmet viene acompañado, por recomendación del mesero, de una helada cerveza de coca, ideal en los 3.600 metros de altitud de La Paz. Así, la carne de llama, un auquénido sudamericano de carga, se abre paso también en renombrados hoteles cinco estrellas, para deleite de turistas, que elogian tanto su sabor como sus cualidades benéficas para la salud.

La gastronomía criolla acogió desde hace décadas a la carne de llama por sus características benéficas, en comparación a la carne vacuna, de pollo, cerdo u ovino. "La carne de llama es muy buena para la salud, es sana, es carne que no tiene tanta grasa como la de vaca", dijo a la AFP Wilma Mamani, carnicera de un precario mercado callejero en la ciudad minera de Oruro, a 3.700 metros sobre el nivel del mar, en los Andes bolivianos.

Exhiben la carne de llama en mesas de madera o parrillas metálicas. "A la gente le encanta. Es muy rica. La vendo muy bien", dice a la AFP la comidera, quien vende cada plato a entre 15 y 20 bolivianos (de 2 a 2,8 dólares).

Chuleta y chicharrón de llama

Olga Rodríguez, otra vendedora sentada en el piso con su carne de llama sobre una pequeña mesa, explica que "el kilo de pulpa está en 21 bolivianos ($ 3), el de chuleta o churrasco está en 20 bolivianos ($ 2,8), el brazo para chicharrón o chorizo está en 18 bolivianos" ($ 2,6).
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