jueves, 18 de abril de 2013

Viaje hacia las Islas Galápagos

Viaje hacia las Islas Encantadas I

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De nuevo en un aeropuerto, de una ciudad capital, primeras horas del día, el sol se quería asomar, pero una densa niebla, solo dejaba entre ver los rayos de luz que iluminaban la pista de aterrizaje,  era un día especial para mí, ya que hacía un año dejé a mis más queridos afectos en busca de aventuras, de metas, de sueños por cumplir, uno de ellos lo estaba viviendo, dentro de otro sueño…

Si lo hubiese planificado, estoy segura que no hubiese sucedido. Pero aquí estoy, un 17 de Marzo 2013, en el nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, si bien cambié de aeropuerto, de ciudad, de pais, de compañía, ya que esta  vez mi compañero de viaje es varón, un viejo amigo de la secundaria, Maxi.

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Él quería  pasar sus vacaciones y decidió un día visitarme, eligió Ecuador, para conocer. Lamentablemente por el poco tiempo que tenía Maxi, en el país  solo organicé el viaje, para ir juntos y disfrutar de un Viaje a las Islas Galápagos.

En menos de dos horas estaríamos atravesando tres de las regiones de este pequeño pais, tan diverso, Las montañas de los andes y los nevados picos del Cotopaxi y Chimborazo, marcaban su gran presencia, era increíble ver la avenida de los Volcanes desde el cielo, es otra panorámica increíble que quedó en mi retina y mi memoria, ya que no pude sacar fotografía de tan magnifica belleza.

Luego vendría la región de la costa, antes de hacer el stop en Guayaquil, se podían ver los campos, inundados, luego de tan fuertes tormentas sufrieron en esa región y finalmente para llegar a la región Insular, Las Famosas Islas Galápagos. Desde las alturas, se podía apreciar el color turquesa del mar que rodeaba a una de las islas, trataba de adivinar cuál de todas ellas era.
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Llegamos a Baltra cerca del mediodía. Galápagos nos recibió con mucho calor, lo cual estaba chévere, para disfrutar del mar. Esperamos el bus que se dirige hacia el canal, para luego tomar un Barcos a Galápagos, abordo  se podían ver rayas, peces, el agua es tan cristalina que se ve todo. Una vez llegados al otro lado del canal, que separa la Isla de Santa Cruz, con la Seymour,  teníamos  la opción de llegar a Puerto Ayora en taxi o bus. Debíamos llegar antes de las 02:00 pm, para poder alcanzar el ferry que nos llevaría a la Isla de Isabela.
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Como estábamos con el tiempo justo y hacía mucho calor, elegimos la opción de taxi, llegamos a Puerto Ayora y enseguida nos aseguramos nuestro lugar en el ferry, para ir a Isabela. Teníamos que hacer tiempo hasta 01:30 pm,  estábamos con hambre, paramos en el parador “Descanso del guía” solo queríamos cambiarnos de ropa para estar más cómodos, el calor era agobiante.
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Para cuando nos dimos cuenta ya se había hecho la hora. Nos dirigimos al Puerto, para después embarcarnos. Mientras esperábamos al resto del grupo que viajaba con nosotros, se podían ver animales, como cangrejos (por todos lados), la danza delas rayas, iguanas marinas, el color del mar era impactante, desde turquesa, verde esmeralda, azul profundo.
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Nos embarcamos primero en un bote taxi, que nos acercaba a la lancha, en el cual viajaríamos 2 horas en mar abierto.
El sol brillaba, y se sentía su calor a pesar de la brisa provocada por la velocidad de la lancha, Yo me adormecía, por el cansancio del viaje, no es que había viajado mucho, pero la noche anterior nos fuimos de farra con Maxi y solo dormimos tres horitas. Cuando desperté, estábamos llegando a Isabela.
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Al llegar nos encontramos con un paraíso de película, una población pequeña,  en comparación a Puerto Ayora, calles de arena y pocas construcciones. Puerto Villamil es la ciudad/ pueblo principal de la Isla Isabela.  Habitada por más 2300 personas, es la isla más grande en tamaño, pero la tercera en población. Está catalogada, como una de las Islas más bonitas de Galápagos y creo, la que tiene las mejores playas entre las islas pobladas.
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Al llegar a nuestro Hostal Caleta Iguana, pero más conocida como “La casa rosada”, curiosamente es de una argentina, que llegó como cualquier turista y se enamoró del lugar. Por eso se llaman Islas encantadas, ya que te dan ganas de vivir allí. El hostal se encuentra alejado del centro del pueblo, pero solo a dos cuadra, enfrente del mar, se llama así, por que viven muchas iguanas marinas, que caminan entre los huéspedes del lugar.
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Solo queríamos tirar nuestro equipaje y salir a nadar. El mar estaba delicioso, ni frio, ni caliente. Perfecto. Luego salimos a caminar en las Islas Galápagos, Maxi en busca de cangrejos, y yo en busca de Imágenes para congelar. Caminando llegamos a Los Manglares. Como ya estaba por atardecer, nos fuimos al pueblo en busca de comida. Caminamos por el pueblo, hasta que llegamos a un restaurant, de la calle principal, donde cenamos una parrillada de mariscos. Muy cansados volvimos al hostal para organizar nuestra estadía en la Isla. Más o menos ya sabíamos que haríamos.
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Amanecimos temprano, para aprovechar el día al máximo, a las 07:00 am ya estábamos arriba para desayunar, Emily, la chica encargada del hostal, nos tenía reservada nuestras bicis. La idea era visitar el Muro de las Lágrimas, para luego visitar el centro de interpretación Arnaldo Tupiza, y terminar en Concha Perla, para hacer Snorkeling. En el desayuno, nos pusimos a charlar con Gabi y Mari, dos uruguayas divinas, que se engancharon con nosotros para ir juntos al sitio histórico.
Antes de llegar al lugar, entramos por otros caminos alternativos, para visitar y ver las lagunas, y árboles de cactus, aquí hay muchos. Es increíble que una isla haya arboles de cactus.
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Durante el recorrido vimos en el camino las primeras Tortugas gigantes, me emocioné de verlas! Son tan lindas! allí descubrimos las manzanitas. venenosas. Este árbol Los Manzanillos son nativos de Galápagos. Y tienen una sustancia lechosa muy irritante y sus frutos son venenosos, solo las tortugas gigantes son capaces de digerir estas manzanitas venenosas.
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Por ser única en su fauna y flora, sus fantásticos paisajes y lugares exóticos no se repiten  ni si quiera en otras de las islas del archipiélago. Ya que geográficamente en  la Isla  más nueva del archipiélago y la que permitió que las Islas Galápagos estén atravesadas por la línea equinoccial.
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El Muro de Las Lágrimas
Culturalmente, la isla tiene una de las historias más tristes de las islas y lo que define mucho de sus personajes.
Poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial, y con la retirada de las tropas aliadas de la isla, las instalaciones de la base militar albergaron a la conocida Colonia Penal que estaba destinada para los rateros y ladrones reincidentes del continente. Tiempo más tarde, comenzó a ser utilizada para “alojar” a los peligrosos criminales y asesinos.
En 1946, con una población de 30 policías, 6 oficiales y 300 reos que provenían de diferentes lugares del continente, La Colonia Penal tenía un problema, no podía mantener  “entretenidos” a sus “huéspedes”, fue así que a modo de castigo, con trabajos forzados se comenzó la construcción del muro con pesadas piedras volcánicas de 100 mts. De largo por 7 mts.  De altura aprox. que acompañada del sol particular de la Línea Equinoccial por largos tramos de camino, cumplía su función de “tortura”.
Jamás se estableció el número de presos que murieron en estas difíciles condiciones y por derrumbes constantes del muro sobre los que los construían. Cuentan que era común encontrar restos óseos cuando se retomaban  las tareas de construcción, lo que llevó a adoptar el dicho “Es aquí donde los valientes lloran y los cobardes mueren”.
La Colonia Penal llegó a si fin en 1958, y muchos de sus ocupantes se integraron a una centena de habitantes de Puerto Villamil, con el objetivo de rehacer sus vidas en esta parte de la Isla. Algunos de los pobladores actuales son descendientes directos de esa historia. En la actualidad sobreviven en Isabela  uno de los presos y algunos policías que vivieron esa época y que ahora cuentan la historia de uno de los capítulos tristes del paraíso.
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Luego de explorar el Muro, donde subimos escalinatas para tener una vista panorámica del lugar. Seguido de eso emprendimos el regreso  en dirección al pueblo, esta vez el retorno era más fácil, ya que era de bajada y más peligroso, ya que transitaban autos que transportan a turistas que visitan la isla.
Con el miedo latente de que suba un automóvil a toda velocidad y termine estampada como los dibujos animados, trataba de transitar a mi derecha,  iba a toda marcha, me encanta el vértigo de la velocidad. Pero no tuve en cuenta algo. No estaba con la ropa adecuada para andar en bicicleta, solo pensaba en el calor y la playa, por lo tanto estaba con sandalias, no con zapatillas (error), y solo tenía puesto,  mi biquini y mi remera/vestido (error 2) y un sombrero.
Al ir a mucha velocidad en la bajada, se vuela el sombrero, y yo con la experiencia que tengo en bicis, sé que no debo jamás frenar de golpe, menos aún en calles de ripio de piedras volcánicas (cortan como bisturí :s). Pero cuando sucedió ese milésimo se segundo de inconsciencia   no pensé en nada. Solo frené por impulso, eso provocó inestabilidad en mi bici, y al tratar de recuperar el equilibrio, frené aún más, pero esta vez no funcionó, la rueda de atrás derrapa en el ripio (estaba muy floja la tierra)  y esta vez solo debía pensar rápido, si elegía caerme en el suelo o caer y pincharme entre los cactus.
Al no tener zapatillas, no podía frenar con mis pies, intenté saltar de la bici, pero no fui lo suficientemente ágil para hacerlo. Mi bici cae junto a mi peso hacia mi izquierda.  Fue todo tan rápido, que solo recuerdo pararme al instante de la caída, (no me rompí nada, sino no me hubiese podido parar) y al ver  tanta sangre en el caño de la bici me asusté. Y comencé a temblar como un papel. Para todo esto, solo recuerdo, que Gabi y Mari, estaban tirando agua a mi pie, y cuando logro ver que Gabi destapa con una carilina cerca de mi dedo gordo derecho,  puedo ver la herida profunda que las piedras dejaron.  Ahí casi me desmayo. Era un agujero enorme el que tenía en mi pie y ardía mucho, tanto que la herida profunda que tenía en mi rodilla, pasó desapercibida, tenía una cortadura profunda, que se podía ver hasta el hueso.
En ese momento me acordé de un transporte que estaba esperando pasajeros, le pedí a Maxi  que lo llame, para que puedan llevarme al hospital. Enseguida el señor conductor, junto al guía y  los pasajeros me transportó hacia el centro de sanidad del pueblo. Todos los pasajeros alentándome para que me mejore pronto, me despedí ellos, y el conductor Jaime, me acompañó hasta la sala de emergencias.
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Enseguida Carmen, la enfermera que estaba desocupada en ese momento me asiste, debía esperar, porque en la sala había un caso de un bebé quemado, que lloraba. Pobre angelito!!, me estremecía de escucharlo, tanto que me olvidé de mis heridas, y también estaba un señor con cólicos, que se quejaba del dolor.
Cuando toca mi turno, le explico a Carmen lo sucedido, y me comentaba que en ese Lugar (camino al Muro de las Lágrimas) siempre hay accidentes con turistas. Que es peligroso.
Ya era tarde para saber esa información, pero igual el accidente el 60 % fue mi culpa, por no llevar la ropa adecuada cuando estas en bicicleta, y por frenar de golpe cuando estas en bajada. Pero tenía tantas iras y tanto dolor, que eso ya no me consolaba en lo más mínimo, eso sí ojalá que sirva para prevenir accidentes futuros.
Lo malo y triste de todo esto, era que este viaje lo esperé por mucho tiempo y me sucede esto en mi segundo día, eso significaba, que debía estar en reposo, no podía meterme al mar y ciertas comidas no podía comer para que no se inflame el pie/rodilla.
Que injusticia! Estar en una isla y no poder meterse al mar es el peor castigo que puedas tener.
Tenía que volver al centro de sanidad, los días que esté en la isla, para seguir las curaciones, para que no se infecte.
Los que me conocen bien, saben cómo soy. A veces puedo llegar a ser la más tozuda de todas,  la más Necia. No hice caso. Ósea Hice lo que quise.
Esa tarde, tomé  la medicación, SÍ. Pero no me quedé en el hostal viendo el mar y las iguanas.
Me fui junto a Maxi, Gabi y Mary, a donde teníamos programado, a Concha y perla, solo que yo no hice snorkeling, claro!
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Me quedé sentadita, quejándome en silencio de mis dolores,  mientras observaba muy muy cerca de mí a los leones marinos, que dormían como bebés en el muelle.  Mientras me floreaba por el pueblo con mi pierna vendada, ya todo el pueblo sabía de mí, me reconocían por mi pierna, La chica que se cayó en el Muro.  La gente me saludaba y me preguntaba,
-          Hola! Como estas?
-          …Que te pasó?….
-          Uh! Espero te recuperes pronto! (así tanto, residentes, como extranjeros, se paraban para saber de mi salud) Era una buena excusa para conocer gente.
Muchos me daban concejos, para mi pronta recuperación, algunos decían que era bueno el agua del mar, otros que no. Que usara un polvo cicatrizante, etc.
Pero yo, ya estaba resignada que nadar y hacer snorkeling no iba a suceder.
Esa noche ni sé cómo dormí, solo sé que Maxi, pobre se aguantaba mis quejidos cuando estaba dormida.
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Al siguiente día, teníamos programado ir a “Las Tintoreras”, Un Day Tour que no me iba a perder. Antes de llegar al sitio, muy cerca de allí, los chicos se fueron hacer Snorkeling, yo me quedé con la tripulación del bote, junto a una guayaquileña que también tuvo mala pata, se cayó de las grietas, en Santa Cruz, y se lastimó el tobillo. Mientras charlábamos a cerca de las historias de la gente que vive en la Isla, donde también le pregunté a cerca de “Las Familias” que habitan la Isla.
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Muy cerca de  Puerto Villamil, Se encuentra este lugar que se llama así por la existencia  de una  grieta de lava de agua tranquila y transparente donde suelen descansarlos tiburones de aleta de punta blanca, llamadas “Tintoreras”. Pero para llegar a ese lugar, primero hay que atravesar un sendero de rocas volcánicas, que durante el recorrido, se pueden ver Iguanas marinas, y al final del recorrido Lobos marinos, para llegar finalmente a las tintoreras. El recorrido, es corto dura alrededor, de 30 min, pero en mi estado fue más. Así y todo nadie vio tiburones de  Tintoreras, ya que en esta época del año no hay. Si es posible verlos de Junio a Octubre. Que es la mejor época para ver más fauna marina, ya que el agua del mar es más fría, más clara y hay más vida marina.
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A raíz de la formación volcánica, se crearon destinos naturales increíbles, uno de ellos, por su forma geológica, se denomina “Los Túneles” y es, uno de los mejores lugares para hacer buceo de superficie por sus aguas tranquilas, claras y pocas profundas. Hacia allí fuimos, los cuatro.
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Durante la Navegación, vimos manta rayas gigantes, tortugas, tortugas copulando, muchos peces saltando,  Piqueros de Patas azules, Piqueros enmascarado, gaviotas.
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La caminata que hay para ver las formaciones de túneles y rocas volcánicas la hice igual. Yo siempre decía que lo podía intentar, si no podía me volvía al bote. Lo intenté, aun sabiendo que corría el riesgo de caerme o torcerme el pie.  El guía me acompaño en el recorrido, gracias a mi insistencia, pude ver un pez extraño, supongo que de las profundidades del mar, porque era fluorescente y “raro”.  Más piqueros, y entre las rocas de lava, muchos cactus.
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Teníamos otro lugar, por visitar, luego del snorkeling, mientras el resto del grupo nada en el agua, yo me calcinaba en el bote, buscando un poco de sombra para no quemarme por el sol, que estaba tenaz. Así y todo charlaba con Fabricio, el capitán en este caso de la embarcación, es guía de Buceo, y conoce las Islas como la palma de su mano, me contaba su historia de amor, como conoció a su mujer, de su agencia de viajes. Cuando llega la hora de visitar otro lugar, donde los chicos harían nuevamente snorkeling. Pero para llegar allí debíamos pasar por un rompiente, el bote parecía que se sacudía de un lado al otro, el mar de estar calmo, comenzó a ponerse bravo, tanto que para atravesar esa área, una ola entró en la embarcación, y me mojé por completo.  Solo pensaba en mi cámara, no me podía parar, porque estaba mojada, por mi pie y por qué el bote se movía como un samba, uno de los chicos le pasa la cámara a Maxi, para secarla, ya que el junto a Gabi y Mari, se encontraban en la parte trasera del bote, yo estaba en el medio, ósea me mojé por completo, pero luego me recordé lo que me dijo Carmen, nada de agua! Chuta! Cuando pasó la parte de las rompientes, me fui hacia atrás con los chicos, pero ahí daba el sol, fue una mala idea, aunque tenía miedo de volver a mojarme.  Después de eso, todos querían nadar con la manta rayas gigantes, cuando llegamos al punto de snorkeling, que sabía que iba a estar quieta por unos 40 min, aproveché para sacarme las vendas, el pie se inflamó, por el mar y por el sol. Dejé mis heridas al aire libre. Para ver si mejoraba un poco.  Si se inflamaba estaba en problemas.
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Al llegar al Centro de emergencias, Carmen se asombraba de mi pie. Estaba Viky, otra de las chicas de emergencia, que me regañaba por ir tarde a curarme. Pero igual me atendió súper bien, enseguida sugirió de aplicarme una inyección para que pueda bajar esa inflamación, esa era mi última curación. Saludé y me despedí de Carmen que estaba con Adriancito, su bebé. Que es terrible ese nene y  tan bonito.  Y de Vicky.
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GRACIAS!! Carmen por las curaciones! Y también a Vicky  y Omar, que cada vez que me veía en la sala, o en la calle, preguntaba por mi pie.
Hasta aquí les relato lo que sucedió  los primeros 5 días. En el próximo Post, sigo con la segunda parte.
Hasta la Próxima!
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La ultima cena –  en Isabela.
PD: Estoy actualmente en Quito, mucho mejor de salud.

Fuente: http://losviajesdedanilasky.wordpress.com
  • Samuell Gallo

Viaje hacia las Islas Encantadas I

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De nuevo en un aeropuerto, de una ciudad capital, primeras horas del día, el sol se quería asomar, pero una densa niebla, solo dejaba entre ver los rayos de luz que iluminaban la pista de aterrizaje,  era un día especial para mí, ya que hacía un año dejé a mis más queridos afectos en busca de aventuras, de metas, de sueños por cumplir, uno de ellos lo estaba viviendo, dentro de otro sueño…

Si lo hubiese planificado, estoy segura que no hubiese sucedido. Pero aquí estoy, un 17 de Marzo 2013, en el nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, si bien cambié de aeropuerto, de ciudad, de pais, de compañía, ya que esta  vez mi compañero de viaje es varón, un viejo amigo de la secundaria, Maxi.

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Él quería  pasar sus vacaciones y decidió un día visitarme, eligió Ecuador, para conocer. Lamentablemente por el poco tiempo que tenía Maxi, en el país  solo organicé el viaje, para ir juntos y disfrutar de un Viaje a las Islas Galápagos.

En menos de dos horas estaríamos atravesando tres de las regiones de este pequeño pais, tan diverso, Las montañas de los andes y los nevados picos del Cotopaxi y Chimborazo, marcaban su gran presencia, era increíble ver la avenida de los Volcanes desde el cielo, es otra panorámica increíble que quedó en mi retina y mi memoria, ya que no pude sacar fotografía de tan magnifica belleza.

Luego vendría la región de la costa, antes de hacer el stop en Guayaquil, se podían ver los campos, inundados, luego de tan fuertes tormentas sufrieron en esa región y finalmente para llegar a la región Insular, Las Famosas Islas Galápagos. Desde las alturas, se podía apreciar el color turquesa del mar que rodeaba a una de las islas, trataba de adivinar cuál de todas ellas era.
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Llegamos a Baltra cerca del mediodía. Galápagos nos recibió con mucho calor, lo cual estaba chévere, para disfrutar del mar. Esperamos el bus que se dirige hacia el canal, para luego tomar un Barcos a Galápagos, abordo  se podían ver rayas, peces, el agua es tan cristalina que se ve todo. Una vez llegados al otro lado del canal, que separa la Isla de Santa Cruz, con la Seymour,  teníamos  la opción de llegar a Puerto Ayora en taxi o bus. Debíamos llegar antes de las 02:00 pm, para poder alcanzar el ferry que nos llevaría a la Isla de Isabela.
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Como estábamos con el tiempo justo y hacía mucho calor, elegimos la opción de taxi, llegamos a Puerto Ayora y enseguida nos aseguramos nuestro lugar en el ferry, para ir a Isabela. Teníamos que hacer tiempo hasta 01:30 pm,  estábamos con hambre, paramos en el parador “Descanso del guía” solo queríamos cambiarnos de ropa para estar más cómodos, el calor era agobiante.
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Para cuando nos dimos cuenta ya se había hecho la hora. Nos dirigimos al Puerto, para después embarcarnos. Mientras esperábamos al resto del grupo que viajaba con nosotros, se podían ver animales, como cangrejos (por todos lados), la danza delas rayas, iguanas marinas, el color del mar era impactante, desde turquesa, verde esmeralda, azul profundo.
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Nos embarcamos primero en un bote taxi, que nos acercaba a la lancha, en el cual viajaríamos 2 horas en mar abierto.
El sol brillaba, y se sentía su calor a pesar de la brisa provocada por la velocidad de la lancha, Yo me adormecía, por el cansancio del viaje, no es que había viajado mucho, pero la noche anterior nos fuimos de farra con Maxi y solo dormimos tres horitas. Cuando desperté, estábamos llegando a Isabela.
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Al llegar nos encontramos con un paraíso de película, una población pequeña,  en comparación a Puerto Ayora, calles de arena y pocas construcciones. Puerto Villamil es la ciudad/ pueblo principal de la Isla Isabela.  Habitada por más 2300 personas, es la isla más grande en tamaño, pero la tercera en población. Está catalogada, como una de las Islas más bonitas de Galápagos y creo, la que tiene las mejores playas entre las islas pobladas.
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Al llegar a nuestro Hostal Caleta Iguana, pero más conocida como “La casa rosada”, curiosamente es de una argentina, que llegó como cualquier turista y se enamoró del lugar. Por eso se llaman Islas encantadas, ya que te dan ganas de vivir allí. El hostal se encuentra alejado del centro del pueblo, pero solo a dos cuadra, enfrente del mar, se llama así, por que viven muchas iguanas marinas, que caminan entre los huéspedes del lugar.
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Solo queríamos tirar nuestro equipaje y salir a nadar. El mar estaba delicioso, ni frio, ni caliente. Perfecto. Luego salimos a caminar en las Islas Galápagos, Maxi en busca de cangrejos, y yo en busca de Imágenes para congelar. Caminando llegamos a Los Manglares. Como ya estaba por atardecer, nos fuimos al pueblo en busca de comida. Caminamos por el pueblo, hasta que llegamos a un restaurant, de la calle principal, donde cenamos una parrillada de mariscos. Muy cansados volvimos al hostal para organizar nuestra estadía en la Isla. Más o menos ya sabíamos que haríamos.
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Amanecimos temprano, para aprovechar el día al máximo, a las 07:00 am ya estábamos arriba para desayunar, Emily, la chica encargada del hostal, nos tenía reservada nuestras bicis. La idea era visitar el Muro de las Lágrimas, para luego visitar el centro de interpretación Arnaldo Tupiza, y terminar en Concha Perla, para hacer Snorkeling. En el desayuno, nos pusimos a charlar con Gabi y Mari, dos uruguayas divinas, que se engancharon con nosotros para ir juntos al sitio histórico.
Antes de llegar al lugar, entramos por otros caminos alternativos, para visitar y ver las lagunas, y árboles de cactus, aquí hay muchos. Es increíble que una isla haya arboles de cactus.
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Durante el recorrido vimos en el camino las primeras Tortugas gigantes, me emocioné de verlas! Son tan lindas! allí descubrimos las manzanitas. venenosas. Este árbol Los Manzanillos son nativos de Galápagos. Y tienen una sustancia lechosa muy irritante y sus frutos son venenosos, solo las tortugas gigantes son capaces de digerir estas manzanitas venenosas.
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Por ser única en su fauna y flora, sus fantásticos paisajes y lugares exóticos no se repiten  ni si quiera en otras de las islas del archipiélago. Ya que geográficamente en  la Isla  más nueva del archipiélago y la que permitió que las Islas Galápagos estén atravesadas por la línea equinoccial.
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El Muro de Las Lágrimas
Culturalmente, la isla tiene una de las historias más tristes de las islas y lo que define mucho de sus personajes.
Poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial, y con la retirada de las tropas aliadas de la isla, las instalaciones de la base militar albergaron a la conocida Colonia Penal que estaba destinada para los rateros y ladrones reincidentes del continente. Tiempo más tarde, comenzó a ser utilizada para “alojar” a los peligrosos criminales y asesinos.
En 1946, con una población de 30 policías, 6 oficiales y 300 reos que provenían de diferentes lugares del continente, La Colonia Penal tenía un problema, no podía mantener  “entretenidos” a sus “huéspedes”, fue así que a modo de castigo, con trabajos forzados se comenzó la construcción del muro con pesadas piedras volcánicas de 100 mts. De largo por 7 mts.  De altura aprox. que acompañada del sol particular de la Línea Equinoccial por largos tramos de camino, cumplía su función de “tortura”.
Jamás se estableció el número de presos que murieron en estas difíciles condiciones y por derrumbes constantes del muro sobre los que los construían. Cuentan que era común encontrar restos óseos cuando se retomaban  las tareas de construcción, lo que llevó a adoptar el dicho “Es aquí donde los valientes lloran y los cobardes mueren”.
La Colonia Penal llegó a si fin en 1958, y muchos de sus ocupantes se integraron a una centena de habitantes de Puerto Villamil, con el objetivo de rehacer sus vidas en esta parte de la Isla. Algunos de los pobladores actuales son descendientes directos de esa historia. En la actualidad sobreviven en Isabela  uno de los presos y algunos policías que vivieron esa época y que ahora cuentan la historia de uno de los capítulos tristes del paraíso.
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Luego de explorar el Muro, donde subimos escalinatas para tener una vista panorámica del lugar. Seguido de eso emprendimos el regreso  en dirección al pueblo, esta vez el retorno era más fácil, ya que era de bajada y más peligroso, ya que transitaban autos que transportan a turistas que visitan la isla.
Con el miedo latente de que suba un automóvil a toda velocidad y termine estampada como los dibujos animados, trataba de transitar a mi derecha,  iba a toda marcha, me encanta el vértigo de la velocidad. Pero no tuve en cuenta algo. No estaba con la ropa adecuada para andar en bicicleta, solo pensaba en el calor y la playa, por lo tanto estaba con sandalias, no con zapatillas (error), y solo tenía puesto,  mi biquini y mi remera/vestido (error 2) y un sombrero.
Al ir a mucha velocidad en la bajada, se vuela el sombrero, y yo con la experiencia que tengo en bicis, sé que no debo jamás frenar de golpe, menos aún en calles de ripio de piedras volcánicas (cortan como bisturí :s). Pero cuando sucedió ese milésimo se segundo de inconsciencia   no pensé en nada. Solo frené por impulso, eso provocó inestabilidad en mi bici, y al tratar de recuperar el equilibrio, frené aún más, pero esta vez no funcionó, la rueda de atrás derrapa en el ripio (estaba muy floja la tierra)  y esta vez solo debía pensar rápido, si elegía caerme en el suelo o caer y pincharme entre los cactus.
Al no tener zapatillas, no podía frenar con mis pies, intenté saltar de la bici, pero no fui lo suficientemente ágil para hacerlo. Mi bici cae junto a mi peso hacia mi izquierda.  Fue todo tan rápido, que solo recuerdo pararme al instante de la caída, (no me rompí nada, sino no me hubiese podido parar) y al ver  tanta sangre en el caño de la bici me asusté. Y comencé a temblar como un papel. Para todo esto, solo recuerdo, que Gabi y Mari, estaban tirando agua a mi pie, y cuando logro ver que Gabi destapa con una carilina cerca de mi dedo gordo derecho,  puedo ver la herida profunda que las piedras dejaron.  Ahí casi me desmayo. Era un agujero enorme el que tenía en mi pie y ardía mucho, tanto que la herida profunda que tenía en mi rodilla, pasó desapercibida, tenía una cortadura profunda, que se podía ver hasta el hueso.
En ese momento me acordé de un transporte que estaba esperando pasajeros, le pedí a Maxi  que lo llame, para que puedan llevarme al hospital. Enseguida el señor conductor, junto al guía y  los pasajeros me transportó hacia el centro de sanidad del pueblo. Todos los pasajeros alentándome para que me mejore pronto, me despedí ellos, y el conductor Jaime, me acompañó hasta la sala de emergencias.
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Enseguida Carmen, la enfermera que estaba desocupada en ese momento me asiste, debía esperar, porque en la sala había un caso de un bebé quemado, que lloraba. Pobre angelito!!, me estremecía de escucharlo, tanto que me olvidé de mis heridas, y también estaba un señor con cólicos, que se quejaba del dolor.
Cuando toca mi turno, le explico a Carmen lo sucedido, y me comentaba que en ese Lugar (camino al Muro de las Lágrimas) siempre hay accidentes con turistas. Que es peligroso.
Ya era tarde para saber esa información, pero igual el accidente el 60 % fue mi culpa, por no llevar la ropa adecuada cuando estas en bicicleta, y por frenar de golpe cuando estas en bajada. Pero tenía tantas iras y tanto dolor, que eso ya no me consolaba en lo más mínimo, eso sí ojalá que sirva para prevenir accidentes futuros.
Lo malo y triste de todo esto, era que este viaje lo esperé por mucho tiempo y me sucede esto en mi segundo día, eso significaba, que debía estar en reposo, no podía meterme al mar y ciertas comidas no podía comer para que no se inflame el pie/rodilla.
Que injusticia! Estar en una isla y no poder meterse al mar es el peor castigo que puedas tener.
Tenía que volver al centro de sanidad, los días que esté en la isla, para seguir las curaciones, para que no se infecte.
Los que me conocen bien, saben cómo soy. A veces puedo llegar a ser la más tozuda de todas,  la más Necia. No hice caso. Ósea Hice lo que quise.
Esa tarde, tomé  la medicación, SÍ. Pero no me quedé en el hostal viendo el mar y las iguanas.
Me fui junto a Maxi, Gabi y Mary, a donde teníamos programado, a Concha y perla, solo que yo no hice snorkeling, claro!
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Me quedé sentadita, quejándome en silencio de mis dolores,  mientras observaba muy muy cerca de mí a los leones marinos, que dormían como bebés en el muelle.  Mientras me floreaba por el pueblo con mi pierna vendada, ya todo el pueblo sabía de mí, me reconocían por mi pierna, La chica que se cayó en el Muro.  La gente me saludaba y me preguntaba,
-          Hola! Como estas?
-          …Que te pasó?….
-          Uh! Espero te recuperes pronto! (así tanto, residentes, como extranjeros, se paraban para saber de mi salud) Era una buena excusa para conocer gente.
Muchos me daban concejos, para mi pronta recuperación, algunos decían que era bueno el agua del mar, otros que no. Que usara un polvo cicatrizante, etc.
Pero yo, ya estaba resignada que nadar y hacer snorkeling no iba a suceder.
Esa noche ni sé cómo dormí, solo sé que Maxi, pobre se aguantaba mis quejidos cuando estaba dormida.
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Al siguiente día, teníamos programado ir a “Las Tintoreras”, Un Day Tour que no me iba a perder. Antes de llegar al sitio, muy cerca de allí, los chicos se fueron hacer Snorkeling, yo me quedé con la tripulación del bote, junto a una guayaquileña que también tuvo mala pata, se cayó de las grietas, en Santa Cruz, y se lastimó el tobillo. Mientras charlábamos a cerca de las historias de la gente que vive en la Isla, donde también le pregunté a cerca de “Las Familias” que habitan la Isla.
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Muy cerca de  Puerto Villamil, Se encuentra este lugar que se llama así por la existencia  de una  grieta de lava de agua tranquila y transparente donde suelen descansarlos tiburones de aleta de punta blanca, llamadas “Tintoreras”. Pero para llegar a ese lugar, primero hay que atravesar un sendero de rocas volcánicas, que durante el recorrido, se pueden ver Iguanas marinas, y al final del recorrido Lobos marinos, para llegar finalmente a las tintoreras. El recorrido, es corto dura alrededor, de 30 min, pero en mi estado fue más. Así y todo nadie vio tiburones de  Tintoreras, ya que en esta época del año no hay. Si es posible verlos de Junio a Octubre. Que es la mejor época para ver más fauna marina, ya que el agua del mar es más fría, más clara y hay más vida marina.
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A raíz de la formación volcánica, se crearon destinos naturales increíbles, uno de ellos, por su forma geológica, se denomina “Los Túneles” y es, uno de los mejores lugares para hacer buceo de superficie por sus aguas tranquilas, claras y pocas profundas. Hacia allí fuimos, los cuatro.
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Durante la Navegación, vimos manta rayas gigantes, tortugas, tortugas copulando, muchos peces saltando,  Piqueros de Patas azules, Piqueros enmascarado, gaviotas.
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La caminata que hay para ver las formaciones de túneles y rocas volcánicas la hice igual. Yo siempre decía que lo podía intentar, si no podía me volvía al bote. Lo intenté, aun sabiendo que corría el riesgo de caerme o torcerme el pie.  El guía me acompaño en el recorrido, gracias a mi insistencia, pude ver un pez extraño, supongo que de las profundidades del mar, porque era fluorescente y “raro”.  Más piqueros, y entre las rocas de lava, muchos cactus.
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Teníamos otro lugar, por visitar, luego del snorkeling, mientras el resto del grupo nada en el agua, yo me calcinaba en el bote, buscando un poco de sombra para no quemarme por el sol, que estaba tenaz. Así y todo charlaba con Fabricio, el capitán en este caso de la embarcación, es guía de Buceo, y conoce las Islas como la palma de su mano, me contaba su historia de amor, como conoció a su mujer, de su agencia de viajes. Cuando llega la hora de visitar otro lugar, donde los chicos harían nuevamente snorkeling. Pero para llegar allí debíamos pasar por un rompiente, el bote parecía que se sacudía de un lado al otro, el mar de estar calmo, comenzó a ponerse bravo, tanto que para atravesar esa área, una ola entró en la embarcación, y me mojé por completo.  Solo pensaba en mi cámara, no me podía parar, porque estaba mojada, por mi pie y por qué el bote se movía como un samba, uno de los chicos le pasa la cámara a Maxi, para secarla, ya que el junto a Gabi y Mari, se encontraban en la parte trasera del bote, yo estaba en el medio, ósea me mojé por completo, pero luego me recordé lo que me dijo Carmen, nada de agua! Chuta! Cuando pasó la parte de las rompientes, me fui hacia atrás con los chicos, pero ahí daba el sol, fue una mala idea, aunque tenía miedo de volver a mojarme.  Después de eso, todos querían nadar con la manta rayas gigantes, cuando llegamos al punto de snorkeling, que sabía que iba a estar quieta por unos 40 min, aproveché para sacarme las vendas, el pie se inflamó, por el mar y por el sol. Dejé mis heridas al aire libre. Para ver si mejoraba un poco.  Si se inflamaba estaba en problemas.
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Al llegar al Centro de emergencias, Carmen se asombraba de mi pie. Estaba Viky, otra de las chicas de emergencia, que me regañaba por ir tarde a curarme. Pero igual me atendió súper bien, enseguida sugirió de aplicarme una inyección para que pueda bajar esa inflamación, esa era mi última curación. Saludé y me despedí de Carmen que estaba con Adriancito, su bebé. Que es terrible ese nene y  tan bonito.  Y de Vicky.
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GRACIAS!! Carmen por las curaciones! Y también a Vicky  y Omar, que cada vez que me veía en la sala, o en la calle, preguntaba por mi pie.
Hasta aquí les relato lo que sucedió  los primeros 5 días. En el próximo Post, sigo con la segunda parte.
Hasta la Próxima!
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La ultima cena –  en Isabela.
PD: Estoy actualmente en Quito, mucho mejor de salud.

Fuente: http://losviajesdedanilasky.wordpress.com
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